Jamás imaginé el futuro, ni pensé en mi porvenir. Lo único que me interesaba era curarme y salir de una vez por todas de aquel horrible y temible lugar. No me gustaba el ambiente ni la comida. En otras palabras, no tenía ningún motivo para seguir permaneciendo allí. Deseaba fugarme, ir en búsqueda de un refugio que me permitiera seguir creciendo y no continuara destrozando mi cuerpo. Fue ahí, en ese preciso instante, que aparecieron los superhéroes del auto rojo y me salvaron de lo que podría haber sido una muerte segura…
Ellos no sólo son buenas personas, sino que también forman parte de mi vida. Me cuidan, me miman y me enseñan lo que significa tener una familia. Pero el color rosa no abunda, existen sus matices. Muchas veces me siento indefenso y desprotegido, sobre todo cuando les agarra el cariño repentino y me estrujan como si fuera un osito de peluche.
Sin embargo, los quiero mucho y les estoy sumamente agradecido por el cariño que me brindan día tras día.
Abdul
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