jueves, 2 de enero de 2014

Fanatismo y algo más

  Me gusta el humor que tenía Fontanarrosa y hasta me genera una cierta admiración. Es que no era un humor como cualquier otro. El "Negro" no se permitía caer en lo convencional, en el chiste fácil. No señor. Él iba más allá. Se ponía la camiseta, pisaba la pelota y jugaba con la riqueza del idioma. Inventaba las historias más bizarras, arrancaba con algo sencillo para, luego, llevarlo al delirio.

  Hago un paréntesis, me tomo un momento para pensar y releer las ideas que acabo de plasmar. Descubro algo que no me cierra, una palabra mal utilizada. Busco otra para reemplazarla, pero me doy cuenta que no tendrá el mismo peso. Intento justificarme, saco de la galera varios argumentos: "nadie lo va a notar", "esa palabra está resignificada", "son pocos los que realmente conocen el significado". Ninguno tiene peso. Decido sincerarme conmigo y con los demás... Sé que bizarro se aplica a una persona que es valiente en su manera de actuar, pero, en este caso, lo utilizaré como si fuera sinónimo de "raro". Remoto lo que venía diciendo.

   Tanta es la admiración que siento hacia Fontanarrosa que tengo casi toda la colección de sus cuentos, aunque debo admitir que todavía me quedan unos cuantos por leer. Por otra parte, confieso que parte de mi simpatía a Rosario Central se debe a él, a ese fanático que llenó de identidad al "canaya"*.

  Acá les dejo el fragmento de uno de sus cuentos, para que se entienda mejor a lo que apunto...

"                                                      Puto el que lee esto

 Nunca encontré una frase mejor para comenzar un relato. Nunca, lo juro por mi madre que se caiga muerta. Y no la escribió Joyce, ni Faulkner, ni Jean-Paul Sartre, ni Tennessee Williams, ni el pelotudo de Góngora. Lo leí en un baño público en una estación de servicio de la ruta. Eso es literatura. Eso es desafiar al lector y comprometerlo. Si el tipo que escribió eso, seguramente mientras cagaba, con el cortaplumas sobre la punta del baño, hubiera decidido continuar su relato, ahí me hubiese tenido como lector consecuente. Eso es un escritor. Pum y a la cabeza. Palo y a la bolsa. El tipo no era, por cierto, un genuflexo dulzón ni un demagogo. 'Puto el que lee esto', y a otra cosa. Si no te gusta bien y si no también, a otra cosa, mariposa. Hacete cargo y si no, jodete"



*No está mal escrito, es así como se lee. No es lo mismo canalla que canaya. La imagen lo dice todo 

miércoles, 1 de enero de 2014

La magia que esconde el "ok"

 Me pongo una mano en el corazón, me sincero conmigo y con los demás: odio el ingles. No sé si será por el rechazo que le tengo al Imperio, por los dolores de cabeza que me generó durante la infancia o porque todavía no pude entender el idioma. Sin embargo, el desprecio no llega a ser ceguera. Pues soy consciente de la magia que contienen algunas de sus palabras. Una de ellas es el OK.

¿Por qué digo que guarda cierta magia? Simple. Porque si bien conocemos su significado, la mayoría de las veces le damos una utilidad distinta a la que verdaderamente tiene. 

CASO I
 Un clásico es usar el OK para mostrar enojo y despertar la irritación del otro. A mi entender, vendría a ser una forma elegante de mandar a la mieRRRRRRRRRRda a alguien.
(No hay que olvidar que, como decía Fontanarrosa, el acento de la palabra "mierda" está en la "r")

- ¿Te parece que vaya a tu casa a eso de las 17?
-  ¿¡Ehhhhhhh!?
- Habíamos quedado que hoy iba... 
- ¿Si?
-  Si
- Bueno, pero yo no voy a estar en casa. 
- ok

CASO II
  Este vendría a ser hermano del caso anterior. Su efecto no varía, sino que se busca potenciarlo con una palabra que le resulte complementaria. 

- ¿Te parece que vaya a tu casa a eso de las 17?
 -  ¿¡Ehhhhhhh!?
- Habíamos quedado que hoy iba... 
- ¿Si?
-  Si
- Bueno, pero yo no voy a estar en casa. 
- ok. Beso

    En esta ocasión resulta importante aclarar que puede producirse un efecto revote que termine despertando la peor de las tempestades ¿Cómo se produce ello? Con una simple contestación.

- ok. Beso
- Beso

CASO III
 Si bien esta utilización no es tan frecuente como los anteriores, también tiene su injerencia. Cuenta con dos virtudes. Por un lado Muestra desprecio, indiferencia y hace sentir al otro como un "cero a la izquierda". Por el otro, posee la capacidad de generar, y hasta potenciar, el enojo.  

- Me enojo la actitud que tuviste el otro día
- ok 
- ¿No me vas a decir nada?

  (Visto a las 21.40)
- Veo que no, que no me vas a decir nada. Sabes qué... anda a cagar. 
- ok

CASO IV
  En algunas personas mayores es muy frecuente que el OK sea utilizado como un comodín, ya que muchas presentan dificultades a la hora de escribir. Les permite ahorrar tiempo, pero a veces resta en coherencia

- Voy a la casa de Juana. No vuelvo hasta tarde ¿Necesitas que lleve algo?
- ok 

Para terminar, sé que la imagen no tiene mucho que ver con el tema en cuestión, pero los Monsters, Inc me caen simpáticos. 

viernes, 16 de agosto de 2013

Un sueño hecho realidad: la vuelta a Boedo

   El 2 de diciembre de 1979 no fue un día como cualquier otro para el pueblo azulgrana. La melancolía dominaba el ambiente, la gente lloraba y recordaba las glorias pasadas. No querían olvidar su historia, ni los esfuerzos realizados por el Padre Lorenzo Massa. Por ese hombre resguardó a los jóvenes y tiñó de pasión futbolera el Oratorio de San Antonio, por ese hombre que gastó sus suelas con tal de conseguirle un hogar a los sueños que aún quedaban por consumar.
   Tanto niños como adultos, tanto mujeres como hombres deseaban que todo fuera una pesadilla. Esperaban que la ordenanza del intendente Osvaldo Cacciatore se esfumara, que el Gasómetro no cerrara. Pero nada de ello ocurrió. Las puertas no volvieron a abrir, la pelota no corrió más, los tablones dejaron de temblar y Boedo perdió parte de su identidad.
  La tierra santa fue invadida por dinosaurios, que enterraron la esperanza e hicieron desaparecer los sacrificios de los socios fundadores bajo el mote de “reordenación urbana”. Una reordenación que apuntó a la apertura de las calles Muñiz y Salcedo, pero que terminó derivando en una farsa. Pues el proyecto nunca se llevo al cabo y los terrenos fueron vendidos a una sociedad fantasma, que se encargó de hacer un gran negocio con ellos.
  Ante semejante injusticia, los hinchas del Ciclón no se quedaron con los brazos cruzados y lucharon contra la corriente. Es más, juraron que no pararían hasta recuperar aquello que tanto les pertenecía: “San Lorenzo te voy a alentar la vida entera, desde el cielo te voy a seguir cuando me muera, no me voy a separar de vos porque te quiero y te juro que no voy a parar hasta volver a Boedo”.

   Fue entonces cuando los anhelos de los Forzosos de Almagro cobraron vida, fue entonces cuando Scaramusso y Federico Monti resurgieron de las cenizas. Es que por medio del esfuerzo y el apoyo de unos cuantos políticos, se impulsó la ley de Restitución Histórica, que tenía como principal objetivo restaurar lo que en otra época supo ser conocido como “contención social”.
   Mediante convocatorias multitudinarias, marchas espontáneas y un gran apoyo del mundo futbolero, los matadores convirtieron la ilusión en realidad, cumplieron con sus palabras o, mejor dicho, con lo que prometieron. Ellos habían jurado que no iban a parar hasta volver a Boedo... Y finalmente el 15 de noviembre lo hicieron.

domingo, 4 de agosto de 2013

Los jajaja "no me hago cargo de lo que digo"

Me he quedado pensando en el análisis que realice de los "jajaja" y descubrí que deje pasar uno de vital importancia. Pues no solo aparece con bastante frecuencia en nuestra cotidianidad, sino que también se toma el trabajo de hacer mas livianas algunas palabras que utilizamos...

 - Te tengo que decir una cosa
 - Dime
 - Te doy jajaja
 (Claramente acá el "jajaja" lo que hace es funcionar como colchón, de manera tal que si no hubiera agua el golpe fuera menos duro).

 Opción 1:
 - Me lo decís en serio? Porque yo... - ehhh no. Por si no viste puse "jajaja". Era un chiste
Opción 2:
- Yo también.

 Finalmente, lo único que me queda por decir es que estos son los "jajaja" mejor utilizados. Así que... para otra historia quedaran los "jejeje" y su connotación pervertida.
Enviado desde mi BlackBerry de Personal

viernes, 12 de julio de 2013

Los jajaja y sus múltiples interpretaciones

 El que emite aquella mágica expresión sabe con qué sentido lo hace, pero el que la recibe no necesariamente la comprende. Es que más allá de que algunos hagan oídos sordos o tengan problemas de entendimiento, los “jajaja” tienen múltiples interpretaciones. A veces simplemente decoraran el ambiente, otras  veces se llenan de emotividad y esconden un terrible mensaje subliminal. Todo depende del contexto y de sus formas. Por eso, con el objeto de evitar futuras malas interpretaciones, brindaré algunas pautas para interpretar a ese conjunto de letras que en más de una oportunidad nos supo dar un buen dolor de cabeza.

Según el contexto

Caso 1
  Un clásico son los “jajaja” que funcionan como adornos, que no ejercen ninguna clase de influencia. Su presencia no suma, pero tampoco resta. De esta manera, así como están pueden no estarlo.

-         Hola
-         Hola
-         ¿Cómo andas?
-         Bien ¿vos?
-         Bien ¿Qué hacías?
-         Nada, al pedo jajaja

Caso 2
  En sintonía con el caso anteriormente mencionado, cuando aparecen los excesos, surgen los “jajaja” crónicos. Estos no cumplen ningún rol en la conversación, pero al aparecer más seguido de la habitual generan molestias e incitan a la violencia.

-         Hola
-         Hola jajaja
-         ¿Cómo andas?
-         Bien jajaja ¿Vos?
-         Mal. Se murió mi abuela
-         Uhhh jajaja garrón
-         No se de qué te reís. No es gracioso lo que te estoy contando
-         Jajaja Es cierto
-         Y seguís…
-         Jajaja

Caso 3
  Otros “jajaja” utilizados con bastante frecuencia son los que detrás esconden un “te corto el rostro”. Su lectura varía de acuerdo a la situación. Pueden ir de lo más amistoso a lo más agresivo. De ello depende la persona que está en juego o su capacidad de percepción.

-         ¿En qué andas? ¿Qué hacías?
-         Nada. Descanso
-         ¡Qué lindo! Seguro estás divina con el pijama y toda despeinada…
-         jajaja  (uhhh pobre boludo)
-         Y encima te reís… ya te imagino con esa hermosa sonrisa y me derrito
-         Jajaja  (sos un forro y con ganas)
-         No te rías, te lo digo en serio
-         Jajaja (Deja de hablarme. No me interesas ni vos, ni lo que me estás diciendo)
-         Mejor seguí riéndote. Tu risa es como música para mis oídos
-         Jajaja (@%#$#&@%$#)

Caso 4
  Dentro de la familia de los “te corto el rostro”, están los “jajaja” que tienen por objeto terminar la conversación acomode lugar.

-         Hola
-         Jajaja
-         ¿Cómo andas?
-         Jajaja
-         Yo bien ¿Qué hacias?
-         Jajaja

Según su forma

Caso 1
  No todos los “jajaja” son decorativos, ni tienen un significado oculto. Algunos son sinceros. Sin embargo, cuando ello ocurre su estructura se ve modificada. Pues la risa se apodera del cuerpo y la emoción desborda los dedos.

-         Era como fantasmas… Buuuuu
-        O____O                                                                                                              Me imagino el terror
-         jajajjajajajajajajjjjaaajaj

Caso 2
  Por el camino de la estructura modificada, también están los “jajaja” intensos. Estos son los que aparecen con mayúsculas. Es importante aclarar que, depende la persona de que lo emite, pueden ser verdaderos o exagerados.

-         Vos sabes que ayer comí una aceituna
-         Noo JAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAAJAJAJAJ
-         Creo que no fue para tanto
-         JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJ puede ser

  Los casos no se agotan, no son solamente estos. Hay muchos más. Pero les permito utilizar las neuronas e interpretar los “jajaja” de acuerdo a las circunstancias. Eso si… cuando la conversación se corta, se corta. 

viernes, 5 de julio de 2013

El cine y todo un mundo de sensaciones

Afortunadamente no soy muy fanática del cine. Ojo, me gusta, pero no soy de esas personas que hacen de él su segundo hogar, de esas personas que de tanto ir ya se conocen al señor que atiende en la boletería. Bueno,  tal vez exagere un poco… Volviendo al tema, quisiera hacer hincapié en el “afortunadamente”, para evitar así cualquier clase de malentendido. Pues no soy ninguna resentida social, ni me abstengo al arte del mundo cinematográfico. Mi problema pasa por otro lado: por las formas de consumirlo.

  El otro día tenía ganas de ir al cine, lo que no tenía era el “con quién”. En ese preciso instante pensé “ya fue, me mando sola”. Sin embargo, después de un análisis exhaustivo, desistí. Lo primero es lo primero. Ante todo se debe evitar el mal momento o, mejor dicho, los malos momentos. Es que ver una película en esas condiciones es todo un proceso que va más allá del sentarse frente a una pantalla gigante y comer pochoclos a cuatro manos.
  La situación no es nada sencilla. Primero se compra la entrada, la ÚNICA entrada. Esa que te hará ganar la compasión de aquel que te la vendió
 
-         Buenas noches ¿En qué puedo servirle?
-         Buenas  noches. Si, quisiera una entrada para ir a ver...
-         ¿Una entrada?
-         Si, una entrada
-         Ahhhh, la otra ya la compraron
-         ¿Qué otra?
-         La otra entrada
-         Pero si vengo sola.
-         Uhh, perdón

    Una vez consumada esa etapa, la etapa de los ojos lastimosos, queda la de realizar la fila y… ¡Qué momento! Uno está ahí solo, como un idiota, esperando que esa vendita puerta se abra, y alrededor hay miles de pajeras felices que te miran como diciendo “Ay pobreeeee”. No, pobre las pelotas ¿Para qué quiero la compañía de alguien si no vengo al cine a hacer sociales?
    Luego, una vez finalizada la película, salen a la luz millones de pensamientos, se descubre el ABC de la cuestión y la soledad te da terrible cross ¿Por qué ocurre? Porque por alguna extraña razón uno tiene esa pelotuda necesidad de comentar lo que vio ¿Con qué sentido? Todavía no lo sé. No creo que cambie mucho la historia repasar lo que sucedió a lo largo de esas dos horas. Es mejor guardárselo como tema de conversación para una futura presa.

   En fin, ni mencionar la infinidad de conclusiones que vienen con el transcurso del tiempo…
   Solo haré énfasis en una. Al principio dije que los que iban mucho al cine llegaban a conocer al que atiende en la boletería. Tal vez la solución está ahí, en ir más seguido y convertir al señor boletero en un terrible acompañante. Incluso hasta se podría conseguir entradas gratis. Por eso digo... Cine allá vamos.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Amarga condena


  No me cabe la menor duda, no existe sensación más hermosa que la de dormir. Los problemas pasan a un segundo plano y, por un momento, parecen formar parte del pasado. Los ojos se cierran, la boca permanece entreabierta y la saliva se apodera de la almohada. El cuerpo saca el pie del acelerador y se sumerge en la más profunda relajación. Pero no todo es felicidad, no todo es color de rosa. El inconsciente muchas veces nos traiciona y actúa de una manera muy hija de puta.

  ¿Adónde quiero llegar con esto?

   A que los sueños se convierten en la peor de nuestras pesadillas. No existe forma de escapar de ello. Por más que tengamos fantasías con la persona que deseamos en algún momento la situación se terminará pinchando.

Caso I: pesadillas directas

  Son aquellas que no dan vueltas, que no se camuflan. En definitiva, que apuntan exclusivamente a nuestras fobias.

  Eres un ciudadano ejemplar. Ingresas al baño para cumplir con tus obligaciones, para no cagarte en los demás. Te sientas, agarras un dentífrico y lees sus componentes. Las aguas están calmas, pero el trámite parece transcurrir con normal tranquilidad. Es ahí, en ese preciso instante, cuando descubres que millones de insectos indeseados (entiéndase cucarachas) invaden tu privacidad. Desesperadamente buscas abrir la puerta y fallas en el intento. Acto seguido, te tomas un minuto para pensar y descubres que estás siendo victima de una pesadilla.
¿Qué es lo más terrible de esto? Que cualquier clase de esfuerzo es inútil, que nunca conseguirás abrir los ojos.

Caso II: pesadillas indirectas

  Son aquellas que te muestran un futuro que nunca alcanzarás

   Vas caminado por la calle y te encuentras con la mujer que siempre anhelaste.  La saludas lo más bien y procuras disimular las profundas “de entrarle”. Pero, por alguna razón extraña, ella parece leer tu mente.
-          Quiero tener una noche de pasión con vos
-          Yo también hermosura

¿Demasiado perfecto no? Pues sí. Por eso, para cortar con tanta perfección, el sueño se interrumpe y te despiertas.
¡¡¡¡¡MIERDA!!!!!
¡¡¡¡¡MIERDA!!!!!

¿Por qué dos veces “MIERDA”?
Primero porque te cortaron el chorro antes de consumarlo
Segundo porque el hecho nunca se hará realidad.

Reflexión final: no podemos escaparle a las pesadillas