Hago un paréntesis, me tomo un momento para pensar y releer las ideas que acabo de plasmar. Descubro algo que no me cierra, una palabra mal utilizada. Busco otra para reemplazarla, pero me doy cuenta que no tendrá el mismo peso. Intento justificarme, saco de la galera varios argumentos: "nadie lo va a notar", "esa palabra está resignificada", "son pocos los que realmente conocen el significado". Ninguno tiene peso. Decido sincerarme conmigo y con los demás... Sé que bizarro se aplica a una persona que es valiente en su manera de actuar, pero, en este caso, lo utilizaré como si fuera sinónimo de "raro". Remoto lo que venía diciendo.Tanta es la admiración que siento hacia Fontanarrosa que tengo casi toda la colección de sus cuentos, aunque debo admitir que todavía me quedan unos cuantos por leer. Por otra parte, confieso que parte de mi simpatía a Rosario Central se debe a él, a ese fanático que llenó de identidad al "canaya"*.
Acá les dejo el fragmento de uno de sus cuentos, para que se entienda mejor a lo que apunto...
" Puto el que lee esto
Nunca encontré una frase mejor para comenzar un relato. Nunca, lo juro por mi madre que se caiga muerta. Y no la escribió Joyce, ni Faulkner, ni Jean-Paul Sartre, ni Tennessee Williams, ni el pelotudo de Góngora. Lo leí en un baño público en una estación de servicio de la ruta. Eso es literatura. Eso es desafiar al lector y comprometerlo. Si el tipo que escribió eso, seguramente mientras cagaba, con el cortaplumas sobre la punta del baño, hubiera decidido continuar su relato, ahí me hubiese tenido como lector consecuente. Eso es un escritor. Pum y a la cabeza. Palo y a la bolsa. El tipo no era, por cierto, un genuflexo dulzón ni un demagogo. 'Puto el que lee esto', y a otra cosa. Si no te gusta bien y si no también, a otra cosa, mariposa. Hacete cargo y si no, jodete"
*No está mal escrito, es así como se lee. No es lo mismo canalla que canaya. La imagen lo dice todo
